El malecón que reactivó ecoturismo en el embalse de El Guájaro
La infraestructura también protege a los habitantes de las inundaciones.
La construcción de 2 kilómetros de muro malecón, en los corregimientos de La Peña y Aguada de Pablo, se constituye no sólo en una solución contra las recurrentes inundaciones sino, además, en la reactivación del ecoturismo y la recuperación de un gran corredor para la movilidad en estas poblaciones.
Las obras fueron ejecutadas por el Consorcio del Guájaro 2013, mediante contrato 000287, por valor de 17.949 millones 265 mil 136 pesos, más 1.255 millones 890 mil 963 pesos correspondientes a interventoría.
Básicamente se trata 1.700 metros lineales de muro de contención en La Peña y 280 en Aguada de Pablo, vecinos del embalse de El Guájaro.
Para la Corporación Autónoma Regional del Atlántico (CRA), “son 2 kilómetros de muro malecón que se convierten en referente de transformación social y ejemplo a seguir en otras regiones del país”.
Según el balance del director de la CRA, Alberto Escolar Vega, el embalse El Guájaro, se ha constituido en el referente de cambio para las cientos de familias que conviven alrededor de este humedal, el más grande del departamento y el más importante por los servicios ambientales que presta.
Durante 30 años el clamor general de las comunidades era la construcción de un muro de contención para protegerlos de la inclemencia del embalse en época de lluvias. No obstante, sus peticiones quedaban en el aire ya que ni los gobernantes ni los dirigentes políticos se preocuparon por tan importante solución.
En este sentido, la CRA recuerda que “por años, madres y padres angustiados tenían noches en vela, cada vez que llovía, debido a que en cualquier momento debían abandonar sus viviendas y huir de la furia de sus imponentes aguas”.
Así, la tragedia se volvió común durante la temporada invernal, generando grandes pérdidas a la población.
Hoy la obra es una realidad y se complementó con el retiro de sedimentos de los caños que alimentan las zonas que confluyen en las compuertas de Villa Rosa y El Porvenir.
La CRA resaltó los impactos de la obra señalando que hoy la seguridad convive con los habitantes de esta zona, ya que nunca antes habían dormido tan tranquilos como ahora.
Además, “los corregimientos de La Peña y Aguada de Pablo literalmente ya no son los mismos, pues la construcción del muro cambió radicalmente la calidad de vida, el modo de vivir de los habitantes, debido a que las dimensiones de los muros construidos, nunca vistos en la Costa Atlántica, han proporcionado a estas comunidades autoestima y empoderamiento de su comunidad”.
Igualmente resaltó que con las obras, estas comunidades no solo quedan protegidas con sus viviendas, sino que además éstas se valorizaron y adquirieron un posicionamiento único y privilegiado para el desarrollo de futuros proyectos turísticos y sociales. “Esta obra, especialmente en La Peña, se ha convertido en el eje central de movilidad para trasladarse a cualquier punto del corregimiento”, recalcó la CRA.
Quizás, uno de los temas de que adquirió trascendencia es el turístico. “Ha sido evidente la reactivación de la actividad turística, que por años había decaído considerablemente. Hoy los dueños de estaderos y restaurantes se han motivado a remodelar sus negocios, las ventas han mejorado sustancialmente y los habitantes de otros municipios e incluso de Barranquilla viajan a pasar un día agradable frente al embalse y a comerse un buen pescado fresco y económico. La vida en estos corregimientos realmente ha cambiado”, puntualizó.